domingo, 15 de mayo de 2011



1q84, Haruki Murakami

20 Mayo

Un libro prometedor, de alquien al que se le señala como un genio, o uno de los autores potenciales al nobel.

En Japón ha sido un éxito. En principio muy bien. La primera parte (lo que he leido han sido dos de los tres libros de que está compuesta la obra, allí han ido entrega por entrega), está muy bien, muy cuidada, con descripciones deliciosa. Una preciosidad.

Pero la segunda, tiendes a perderte en la sucesión de hechos que nos van contando, y la dinámica de la obra va perdiendo esa dulzura, o esa textura esquisita que tenía al principio, uno se acostumbra a todo.

Quizás el secreto sea que es un libro que hay que leerlo dulcemente, sin prisas, para ir captando todas las imágenes que te propone.

jueves, 5 de mayo de 2011

5 Mayo, Rey Roger

Król Roger es una ópera rara. No es que sea de esas imposibles de digerir, pero hay que estar pendiente, receptivo e intentar meterse dentro de la ópera para disfrutarla. Con todo lo pedante que es la palabra no hay otra que mejor defina la música del rey Roger: cromatismo.

Mil colores son los que hay en una partitura que juega con el orientalismo, que oscila entre lo tonal y lo atonal, que trae reminiscencias de Ravel, de Debussy, de Richard Strauss, y que tiene una instrumentación riquísima. Rara como ella sola, pero bella, bellísima música. Hay una grabación de Simon Rattle para EMI de hace 12 años que es una maravilla.


El trabajo de la orquesta tiene que ser conseguir envolver al público en la ópera, para que una vez dentro pueda olvidarse de las absurdas ínfulas del libretto.

Porque vamos, uno sale con la sensación de "no sé qué narices me quieren transmitir, pero me da lo mismo". Es el enfrentamiento entre la razón y la tentación, el cristianismo y el paganismo, la templanza y el hedonismo... todo machacadito con mucha tensión sexual.

http://operitas.blogspot.com/2011/05/el-rey-roger-en-el-teatro-real-de.html

En la música me perdí. Resulta sugerente, muy instrumental. Agradable de oir. Pero si lo intentas asociar con lo que va pasando en escena te vas haciendo un lio dificil de digerir.

El cilco “alucinógeno” que vive Royer, me pareció muy sugerente. Las escenas de la piscina, ese lugar común donde todos entran y salen, y donde hay un movimiento muy visual.

También la parte del principio, con el doble telón, en primer plano el Rey y el segundo el pueblo, sus subditos, que incluso están detrás de la pantalla donde se presenta la película Teorema de Pasolini.

Incluso el final, cuando aparece Mike Mouse, la vuelta del sueño, o la afirmación del propio sueño.

En estos saraos, es cuando percibes que la ópera es mucho más que la música, que es un espectáculo global, por eso su grandiosidad, su potencia. Es un espectáculo que te va involucrando todo, que te atrapa, es increible.