
El adolescente Michael Berg (David Kross) inicia un idilio con una mujer mucho mayor que él, Hanna Schmitz (Kate Winslet), en la Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial. Pero ella desaparece de repente, y él no se la vuelve a encontrar hasta ocho años más tarde, cuando, atónito, la descubre como acusada de crímenes contra la Humanidad en un juicio contra los nazis. Este hecho marca al Michael adulto (Ralph Fiennes).
Impresionante Kate Winslet, impresionante. Sobria, fría, imprenetable, sólo se deja transpasar por la lectura (La Iliada de Homero, o La señora del perrito de Chejov), también la música (oyendo cantar a los niños en el coro de la iglesia). Antes de enterarnos de su pasado, parece un lirio blanco, alguien absolutamente inocente, que se deja penetrar por la belleza de la literatura. Sú limite, es ser analfabeta. Su incapacidad, que le hace relacionarse con otros en busca de escuchar relatos.
¿incluso su pasado nazi nace de la necesidad de ocultar su limitación? Hacía leer a sus prisioneros antes de enviarlos a la muerte. ¿era su últimmo instante de luz? ¿un acto de compasión? Es más , el no reconocer esa limitación la hace ingresar en prisión,... "porque ella sabia escribir".
Y su mundo, cerrado, hermético, sólo lo deja transpasar al inberbe lector. Y lo transgrede, al principio no sabemos hasta que punto. Era su único punto de contacto con la realidad, con la vida. No sabesmos hasta que punto, hasta la secuencia del comedor de la carcel. Ella le tiende la mano, busca su caricia, pero él se la niega: "imposible volver al pasado", ¿para qué entonces volver a la realidad?
Él, ya adulto, le preparaba una casa para vivir, la salida de su celda. Una habitación luminosa, abierta, tan diferente de su antiguo rincón, de espacios mezclados, entrecruzados, confusos, tan diferentes a ella. Ella tan fría en un espacio tan cálido, velado en rojo. El la propone volver a la luz, a la vida, pero es imposible sin su caricia.
Y la casa de él, abogado, de él ya maduro, tan distinta a aquella experiencia. Incluso a la experiencia de contar historias, entre cajas y estanterias desordenadas, entre duermevelas con el micrófono al lado, su prolongación.
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